martes, 25 de mayo de 2010

El roto espíritu del maestro

Jacques Sagot Embajador de Costa Rica ante la Unesco 12:06 a.m. 21/05/2010

En asuntosde educación,no vamos por buen camino

El día 28 de abril publiqué, en esta misma sección, un artículo titulado “¿Un ejército de maestros?”. Enumeraba en él algunos de los desestímulos y abusos a los que el maestro –la piel sensible de una sociedad– es sometido en nuestro país. Pero me quedé corto, y siento que me ahogaría si no denunciase las aberraciones que en esa ocasión se me quedaron en faltriquera. Sigo, así pues, con la lista.


1 - Maestros perseguidos por los directores de establecimientos, por padres de familia, por funcionarios del MEP, por los medios de comunicación, incluso por sus propios colegas. Todo lo que está mal en el sistema les es imputado. Siempre son los maestros los que “no sirven”.

2 – Pánico laboral al llegar mayo: ¿Quiénes serán trasladados? ¿Cuántos interinos serán despedidos para dar lugar a los maestros en propiedad? ¿Cuántos maestros se quedarán sin trabajo por no haber tenido “suficiente matrícula”? ¿Quién se va a quedar dónde y por cuánto tiempo? Ansiedad, ansiedad, ansiedad'

3 - Alumnos de once, doce años, teniendo sexo en los baños, detrás de las paredes limítrofes de la escuela, en el fondo de las aulas. ¿Cómo puede el maestro lidiar con una práctica de esta naturaleza? El maestro no es un consejero moral, un sexólogo, un psiquiatra, un psicólogo, un inspector del PANI, y, sobre todo, no puede enderezar una conducta generada por la falta de supervisión, el desinterés o la desorientación moral de los padres.

4 - Aterrador índice de alcoholismo en las escuelas. ¿Qué puede hacer el maestro al respecto? ¿Pasearse por los pasillos, como un oficial de tránsito, sometiendo a los niños y los muchachos a continuos exámenes de alcoholemia? Por otra parte, ¿de dónde están sacando esos estudiantes el alcohol? ¿Quiénes se lo venden? Y, por supuesto, el alcoholismo genera violencia entre los muchachos: se agreden entre sí y agreden a los maestros. Y como nadie examina a los niños a la entrada del colegio, las cuchillas, los cuellos de botellas rotas, y aún las armas de fuego entran a las aulas' pónganle a eso un poco de alcohol, e imagínense el resto.

5 - Otrora existía algo que se llamaba “presentación”: no era un mero ritual: tenía un significado: era una manera de sugerir y simbolizar lo siguiente: tengo respeto por mis compañeros, por mi institución, por mis maestros, me presento ante ellos de manera que los haga sentir bien, que no los ofenda. La “presentación” inculcaba, a través del cuidado de la propia persona, ese valor que llamamos respeto.

Ahora resulta que los estudiantes pueden llegar desarrapados, desgreñados, tatuados, llenos de colgajos en las cejas, la nariz, la lengua' Pero si esto se permite (eso no los hace más ni menos inteligentes –aducen algunos–) entonces que no se les exija tampoco a los profesores compostura en su manera de vestir: que las maestras lleguen en tanga, que los maestros impartan sus lecciones en pijamas, que los directores se vistan como Elvis Presley' lo que es bueno para el ganso que sea también bueno para la gansa. La profesora en su brevísima tanga no es ciertamente menos inteligente que la que llega vestida con absoluta propiedad: ¡démosle viaje, pues!

6 – Directores que quieren siempre ser la prima ballerina, y brillan con la luz de los maestros. Todo cuanto pasa bien en el establecimiento es obra de ellos, todo lo que no funciona es responsabilidad de los maestros.

7 – En media explicación, la clase se ve interrumpida por un brutal, obsceno altoparlante que anuncia algo ya impreso y distribuido bajo la forma de circulares. En una situación así –se ha estudiado– recuperar la concentración toma de tres a cinco minutos' cuando se recupera.

8 – Durante las reparaciones o las construcciones de infraestructuras, los maestros tienen que jalar sacos de cemento, pegar ladrillos, hacer las veces de estibadores.

9 – Una bibliotecóloga tiene que comenzar por crear su propio espacio, acomodándose en algún oscuro rincón, desalojando muebles, libros, aparatos. ¿Una oficina para una bibliotecóloga? ¡Pero qué van a necesitar, esas viejas vagabundas!

10 – Según el código de trabajo, una mujer que viene de dar a luz tiene derecho a media hora de lactancia diaria en un bloque compacto de treinta horas semanales. Este momento –sagrado, vital– es a menudo reducido a quince minutos.

11 – Los padres de familia esperan que los maestros terminen de vestir, de peinar, de hacerle el nudo de los zapatos, de dar el desayuno a sus hijos. La escuela-guardería.

12 – Escuelas en zonas rurales donde no llegan los buses, no hay luz y el teléfono más cercano se encuentra a nueve kilómetros de distancia. Y ahí hay maestros que trabajan todos los días: entrando el domingo al medio día y saliendo el viernes por la noche.

13 - Abandono de las artes liberales, para privilegiar todo lo relacionado con la tecnociencia (y aun ella mal enseñada, por falta de recursos tecnológicos). “La ciencia sin conciencia acarrea la ruina del hombre”, nos advirtió Corneille. ¿Qué modelo de ser humano queremos para el sigloXXI? Quítenle al hombre el arte, y morirá de inanición espiritual.

Sería mal conocerme, creer que yo me voy a quedar callado ante una cosa así. Víctor Hugo decía: “Cada vez que se funda una escuela se cierra una prisión”. Pero resulta que nuestras prisiones son cada vez más grandes, más pobladas, y nuestras escuelas más exiguas. No vamos por buen camino, amigos, no vamos por buen camino.

FUENTE:
http://www.nacion.com/2010-05-21/Opinion/Foro/Opinion2379147.aspx

No hay comentarios:

Publicar un comentario