Enrique Margery Bertoglia
Complejidad, transdisciplinariedad y competencias
Educación
Uruk, Editores
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Eleonora Badilla Saxe 08:06 p.m. 13/08/2010

Desde la perspectiva de una pedagogía integradora y constructivista, el aprendizaje es una actividad creadora que implica que quienes aprenden, movilicen su sentido estético, su consciencia ética, su raciocinio lógico-matemático, su estructura emocional, su sentido de pertenencia, su capacidad expresiva y comunicativa, y sus habilidades de movimientos fino y global.
Sucumbiendo ante las presiones de las demandas de los mercados de la era industrial, la educación de los últimos siglos abandonó la perspectiva integradora y constructivista para dar prioridad a enfoques más reduccionistas y especializados.
De esa manera se ha dado prioridad a los contenidos organizados por materias separadas (sin conectores entre sí), y a los objetivos medibles y cuantificables. En este siglo, las demandas laborales cambian nuevamente, y, desde el Viejo Continente –en el envoltorio novedoso de las “competencias”– nos llega la necesidad de regresar a la pedagogía integradora y constructivista.
Esa necesidad sería motivo de satisfacción, de no ser porque el envoltorio viene carente de fundamento teórico, pedagógico y memoria histórica. Se nos impone solamente como una necesidad del mercado que puede incluirse en los diseños curriculares de nuestros planes y programas mediante recetas y plantillas sin esencia.
Por eso, damos la bienvenida al nuevo libro de Enrique Margery Bertoglia: Complejidad, transdisciplinariedad y competencias: cinco viñetas pedagógicas, pues nos ayuda a ubicar el vistoso empaque de las “competencias”.
De lectura fácil, la primera viñeta atañe a las competencias y a la complejidad. El autor recuerda que ni la vida ni las competencias son lineales; que las causas son efectos, y los efectos, causas; y que la red de causas y efectos está entretejida con el azar y lo emergente.
Esa complejidad incluye también el planeamiento, que tampoco es lineal, porque es cibernético. Este capítulo resalta que “la realidad no tiene capacidad de repetirse”. Entonces, las competencias adquieren relevancia desde la perspectiva de la educación y la formación de las nuevas generaciones.
La segunda viñeta –de la mano de Edgar Morin y de otros autores– supera las visiones fragmentadas y reduccionistas, y nos reta a aceptar que nos quedamos sin escucha si creemos que tenemos la razón. Más bien, Margery nos invita a aceptar que existen distintas verdades y niveles de realidad, y que todo conocimiento es inacabado e incompleto.
En esa nueva realidad debe enraizarse la pedagogía para el siglo XXI; en ese marco, las competencias que requieren las nuevas generaciones.
Las parcelas del saber es el título de la tercera viñeta: nos ubica en el nacimiento de las disciplinas a inicios del siglo XIX y nos retorna a la inter y a la transdisciplinariedad en el siglo XXI. Las competencias que requieren las generaciones actuales parten del conocimiento de una disciplina, pero deben aprender a dialogar con otros conocimientos, disciplinas y saberes.
Actuar para pensar –y no solo pensar para actuar– es el mensaje de la cuarta viñeta: una forma de decir que la teoría y la práctica se integran en una imagen hologramática que no es posible fragmentar en cursos teóricos por un lado, y prácticos por el otro. Esto significa que la educación debe promover el desarrollo de competencias transdisciplinares que se organizan en una “red de retos”.
La quinta viñeta sugiere posibilidades para que construyamos competencias transdisciplinares para el complejo siglo XXI. Se hace énfasis en la propuesta de la epistemóloga argentina Denise Najmanovich. Ella propone un tránsito de la razón pura, al conocimiento social encarnado; de la partícula a la red; de la causa-efecto a la interacción y la emergencia; del conocimiento universal a las producciones de sentido situadas; del observador objetivo (“el ojo divino”) al observador participante.
El libro de Enrique Margery es una lectura refrescante ante el agónico sistema educativo tradicional que ubica, en su justa dimensión histórica y teórica, temas de relevancia, como el desarrollo de competencias en docentes y estudiantes en el siglo XXI.
La autora es directora de la Cátedra U (UCR).